Ceruñales

Castro minero ubicado en la parte alta de un espolón, al oeste de la confluencia del arroyo de Sorbera con otro pequeño curso de agua, justo antes de desembocar en el río Noceda. La parte superior del cerro está ocupada por el recinto del castro minero, de planta alargada y disposición E-0. El yacimiento cuenta con varios fosos sucesivos excavados de forma artificial utilizando energía hidráulica. Álvarez (1993: 22) indica que está limitado por tres fosos muy claros al sur y al este, que al oeste son dos, y hacia el norte, siguiendo la pendiente van a acabar en un solo foso sin llegar a juntarse claramente. La evacuación de los aportes de agua caía hacia el arroyo de Sorbera. En opinión de Álvarez (1993: 22), el hecho de que los fosos no tengan una gran anchura indica que éstos no forman parte de la explotación minera romana sino únicamente que se han construido con las mismas técnicas hidráulicas utilizadas en la explotación aurífera situada más al oeste, remontando el curso del arroyo Sorbera por su margen derecha. En cuanto a su posible muralla, no existen restos de muro ni derrumbes que evidencien su construcción. Álvarez (1993: 22) afirma que en la prospección del enclave se detectaron unos alineamientos de piedras en el borde del recinto pero que su excavación confirmó que pertenecían a una estructura de habitación situada en el extremo del recinto. La prospección llevada a cabo por Álvarez en el lugar no detectó restos cerámicos, aunque sí materiales de construcción tales como piedras careadas y grandes lajas de pizarra pertenecientes a las techumbres de las construcciones del castro. Además, se detectó en la parte SE del recinto un pozo vertical excavado en el terreno que posiblemente corresponda a una galería relacionada con labores de explotación, aunque su función no está muy clara (Álvarez, 1993: 23). En este castro Y. Álvarez llevó a cabo una intervención arqueológica en 1992 que consistió en la realización de dos sondeos, el segundo de los cuales puso al descubierto los restos de una estructura cuadrangular hecha a base de mampostería de esquisto y cuarcita. Los materiales que aparecen son tégulas romanas y cerámica de tradición indígena. Esta autora considera que las técnicas constructivas constatadas indican que la ocupación del castro no fue muy larga, lo que pone en relación con la sospecha de que la gran densidad de castros mineros responda a una ocupación temporal de cada asentamiento en función de los recursos auríferos y su explotación. Además, remarca que las cerámicas con decoración indígena son difíciles de encontrar en otros castros mineros, lo que la lleva a pensar en una ocupación cronológica temprana, inmediata a la llegada de los romanos.