Este emplazamiento castreño se localiza en el cerro de mayor altura (1024 m) del Valle de Noceda, desde donde se domina visualmente una amplia zona. En la ficha del Inventario Arqueológico redactada en el año 2000 (Y. González, Terra-Arqueos) se indica que presenta una planta de contorno irregular tendente a ovalada, siguiendo un eje NE-SO y que está delimitado por una muralla de la que se conservan derrumbes en la parte SO y un foso situado también en esta zona. Además de la muralla hay una fuerte pendiente que es utilizada como defensa natural. Además, en la ficha del año 2000 se hace constar que "hacia el sur y el oeste se conforman tres aterrazamientos consecutivos que también han sido utilizados bien como hábitat o bien como zona de cultivo". Mañanes (1988: 76), sin embargo, afirma que no tiene muralla visible, aunque sí una pared por el sur que le protege, ya que por este lado la ladera es suave, al contrario que por el norte. También afirma que el foso apenas se nota por haberse rellenado para dedicarlo al cultivo, pero que por el norte todavía se aprecia un poco. En cuanto al material arqueológico, en la prospección del lugar se documentaron tégulas y trozos de molino redondo de granito. En las proximidades hay explotaciones mineras romanas que pudieran estar relacionadas con el yacimiento, pero no se puede descartar un poblamiento anterior.

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